Paroxismo de reflexiones. Primera temporada: pensando en Dios 1.-SELAH

PRIMER MOMENTO: PAROXISMO DE REFLEXIONES

¿Por qué reflexiones? Primero que nada, al referirme a reflexionar estoy hablando también de pensar y meditar, que si bien los sinónimos no son palabras con significados iguales, sino parecidos, estas palabras describen, a mi parecer un encadenamiento de un proceso mental. Por lo tanto, al referirnos al termino reflexionar, lo haremos a su vez para definir el pensar o el meditar. ¿Será importante reflexionar entonces? Podríamos decir que sí, pero entonces por qué no lo hacemos. O tal vez si lo hacemos, pero solo en cosas triviales que acaparan lo legítimamente verdadero. ¿Será, por lo tanto meditar, pensar, reflexionar, dirigir nuestras mentes a cosas que valgan la pena para nuestra presente vida terrena? Yo creo que sí.

¿Por qué paroxismo? Podría decirles que vayan al diccionario sin más, tal vez ahí encuentren mayor información que la que les pueda dar. Pero paroxismo se refiere esencialmente a un sentimiento o una emoción muy intensa, exaltación de los sentimientos por mencionarlo de alguna manera. Yo creo que el reflexionar, en primera instancia nos ayuda a disfrutar las cosas, “el detenernos para gozar de los detalles”, en lugar de apresurarnos y contemplar el todo con aburrimiento. Al menos yo puedo disfrutar más de las cosas cuando las entiendo. Y el reflexionar en sí, el ejercitar nuestro pensamiento en cosas que traen contentamiento es en sí satisfactorio. El apóstol Pablo dijo que todo aquello que traiga consigo algún provecho, en eso debemos pensar (Filipenses 4:8).

 

SEGUNDO MOMENTO: LA IMPORTANCIA DE PENSAR.

Pensar, de acuerdo con Descartes era importante. “Ego cogito ergo sum”, o “yo pienso luego existo” es la premisa de su pensamiento (René Descartes, Discurso del Método, 1637). Pero qué tiene que ver Descartes en todo esto. Además de haber sido creyente, él estableció los fundamentos del método científico en base al razonamiento. Muchos dirán: confía en Jehová y no estribes en tu propia prudencia. Eso es cierto, pero no significa que por ello vamos a dejar de usar nuestro razonamiento. Podríamos incluso decir que la revelación divina no serviría de nada al ser humano si este no pudiera razonarla. En todo caso es cuestión de decirle a Dios: dirige mi razonamiento por el buen camino. Descartes creía que podía llegar al conocimiento de la realidad por cuenta propia, y yo expongo algo parecido.

El apóstol Pedro dice que la interpretación de la palabra no es exclusiva o privada (2 Pedro 1:20), sino que todos aquellos que, como dice el apóstol Santiago (Santiago 1:5), piden sabiduría al Señor, pueden conocerle legítimamente de manera personal. Lo que sucede en muchas iglesias es que los congregantes lo único que saben de biblia es aquello que les predica el pastor, no indagan más, tal vez porque ni siquiera les interesa. Y esto es relativo a nuestro tema pues cuando realmente nos importa algo, estamos pensando en ello prácticamente todo el tiempo. La pregunta aquí sería ¿qué es lo que realmente nos importa? Si realmente nos importara el asunto de conocer la palabra de Dios, y en última instancia conocer a Dios, deberíamos de estar pensando en ello de forma muy continúa. Y si realmente queremos conocer a Dios, no necesitamos de ningún ser humano, no somos absolutamente dependientes de alguien para hacerlo, pues podemos dirigir nuestro pensamiento hacia Dios constante; y con ello no es que estemos en peligro de corromper “la sana doctrina” al tratar de interpretar la biblia de forma apartada y sin títulos teológicos, porque si se lo pedimos, Dios cuidará nuestro andar, y la verdad es que ningún hombre funge como puente entre Dios y nosotros para poder conocerle, solo Jesucristo hombre, o sea Dios encarnado. No quiero decir con esto que podamos prescindir de la persona del pastor en nuestras iglesias, pues es necesaria para el orden; sin embargo aquí hay otro punto importante.

Si solo nos fijamos en la revelación que una persona (suponiendo que esa persona realmente tiene una visión de Dios), nuestra perspectiva acerca de Dios será muy pobre y además limita a la Divinidad, porque Dios se revela a todo hombre, específicamente a aquellos que deseen conocerle, y la iglesia debería ser más bien un conjunto de creyentes que puedan compartir unos con otros sus experiencias con Dios y así enriquecernos unos a otros. Nuestras revelaciones acerca de Dios claro que serán diferentes, pero nunca serán contradictorias sino más bien complementarias. Y esto tiene que ver con nuestro ejercicio de dirigir nuestras mentes hacia la persona de Jesucristo.

Además de todo esto, cabe recalcar las múltiples ocasiones en que Dios pide, no simplemente memorizar, sino meditar en las cosas que Él dice (Josué 1:8, salmo 1:1-2, 119: 99, Santiago 1: 25, etc…). Esto es llevar nuestras mentes en dirección al Creador.

 

TERCER MOMENTO: SELAH

Selah es una palabra un tanto recurrente en la biblia, para ser más específicos, en el libro de los salmos (salmos 3:2,4, 7:5, 9:16, 20, 32: 4-5, 7, 60:4, etc…). Como los salmos son, después de todo, canticos, los “selahs” no son otra cosa sino silencios musicales. Añadamos a esta parte de “silencio” otra más específica. Selah también significa “detente y medita”. Aquí podríamos sacar distintas conclusiones, pero para nuestros fines solo mencionaremos lo siguiente: para meditar primero debemos aprender a detenernos. Y detenernos porque por lo regular estamos tan apresurados en el día a día que olvidamos lo que somos y lo que nos rodea. Cierto filósofo llamado Heidegger decía que estamos tan ocupados en poseer a otros seres, que por lo regular nos olvidamos de ser (Martín Heidegger, Sein und Zeit/Ser y tiempo, 1927). En este punto podemos compaginar el ser con el existir, que, aunque no son lo mismo, son inherentes en el ser humano, y volviendo a Descartes, “pienso luego existo”. Eso es Selah, detenernos y ser conscientes de nuestra propia existencia.

Una última cosa. Selah, (sé-la´, homologo fonético) también significa piedra o roca. Y en Zacarías, el profeta habla acerca de una piedra, que si bien es Jerusalén (fundada en paz), en última instancia la roca es Cristo (Zacarías 12:3, Lucas 20:17-18). De esta roca que menciona el profeta dice Dios: “quien caiga sobre ella será quebrantado, pero sobre quien caiga esta, será desmenuzado”, o sea destruido. Esta “selah” está relacionada con el quebrantamiento, y esto por la sencilla razón de que por lo regular nosotros no nos detenemos por nuestra propia cuenta para meditar seriamente las cosas, y es por eso que necesitamos ser quebrantados para hacerlo. Necesitamos de situaciones en las cuales no vayan tan bien las cosas para no simplemente pasárnosla de fiesta e ignorar lo importante, lo fundamental para nuestra vida. Este es el principio bíblico sobre meditar.

CUARTO MOMENTO: TÉCNICAS PARA “EN TODO TIEMPO”

La biblia nos habla muy seguidamente de “bendecir a Dios en todo tiempo”, “orar en todo momento”, o “meditar de día y noche en la palabra” (Salmo 34:1, Efesios 6:18, Josué 1: 8), pero realmente no hacemos esto muy seguido. Nuestra excusa se torna legítima si decimos que nuestras vidas son muy ajetreadas, y esto es muy cierto en algunos lugares, mayormente en las ciudades. Pero aquí me gustaría destacar que aun así podemos cumplir con “en todo tiempo”. La manera más fácil y la necesaria para cumplir con esto es no tratar de moldear a Dios a nuestra vida, sino moldear nuestra vida conforme a Dios, relacionar todo lo que hacemos diariamente con todo aquello que Dios nos ha dicho. No creo que sea productivo leer cinco o diez capítulos de la biblia si al final no nos vamos a acordar de lo que decían más allá de lo superficial. Mejor tomemos un solo versículo y permitamos que este se inmiscuya en nuestro día, que pueda ser moldeada poco a poco nuestra vida y así, en medio del tráfico, vamos a tener nuevas revelaciones de quién es Dios.

Publicado en +PAROXEANDO.