Un acercamiento al Evangelio de Juan (el evangelio no sinóptico).
Descubriendo quién es Jesús
Lección 1
“Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo,
el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (20:31)
El evangelio de Juan nos ofrece una amplia riqueza teológica; sin embargo, no nos
detendremos, por el momento, en ningún detalle, sino que nos acercaremos a un contexto
general, con el fin de entender su esencia; y a la vez, comprender, a grandes rasgos, las
disimilitudes con respecto a los tres primeros evangelios, llamados sinópticos 1 .
El objetivo y el tema principal del evangelio es claro y explícito: revelar la gloria de Jesús
como el Hijo de Dios.
Este libro fue escrito alrededor del año 90 d.C. en los espacios de Asia Menor y
Éfeso, ya que la tradición histórica se refiere a ellos como los lugares en donde “el
discípulo amado” vivió hasta su edad avanzada. Por medio de la información que los
demás evangelios nos proporcionan, sabemos que Juan era hermano de Jacobo e hijo de
Zebedeo (Marcos 1:19).
De manera práctica y través de diversas fuentes externas, podemos entender que el
evangelio se divide en tres partes:
a) La revelación de Jesús al mundo.
b) La revelación de Jesús a sus discípulos.
c) La glorificación de Jesús a través de su muerte y resurrección.
Sería útil hacer una serie de comentarios de algunas diferencias que tiene Juan con
respecto a los tres primeros evangelios (sinópticos), por ejemplo: Juan no habla en
parábolas, sino en narraciones enfocadas al discurso de Jesús con otra persona; los
evangelios sinópticos describen constantemente la obra milagrosa de Jesús, mientras que
1 Mateo, Marcos y Lucas mantienen un considerable cuerpo de material que es común en los tres.
Juan solo se concentra en siete milagros; en Juan podemos leer las siete ilustraciones del
“Yo soy” que Jesús declaró de sí mismo, mientras que en Mateo, Marcos y Lucas no se
habla del tema; y por último, entre otras, la promesa del Espíritu Santo es evidente en
Juan al respecto de los sinópticos. Indudablemente, podemos aprender que Juan es más
específico en su desarrollo literario y remarca las enseñanzas que Jesús tuvo haciendo
referencia a su presente, mientras que los libros sinópticos desarrollan un contenido más
general y constantemente enfocado al futuro.
Es interesante encontrar los secretos que Juan esconde. En ninguno de los
evangelios se habla con tanta frecuencia de la importancia que tiene el “agua” para la
salvación eterna. Sin embargo, en diez narraciones, Juan nos ilustra claramente el vital
papel que tenía este elemento en las demostraciones que Jesús hacía frente al corazón
incrédulo.
A través de una lectura detenida y minuciosa, este evangelio nos ofrece palabras
claves y repetidas; algunas explícitas como: “Testimonio”, “Hijo de Dios”, “Agua”,
“Espíritu”, “Luz”, “Señales” y “Glorificado”; y algunas implícitas como: “Desafío”,
“Incredulidad” y “Juicio”.
Bajo un ejercicio de síntesis por medio de este juego de palabras, podemos tener luz y
claridad de quién era el Jesús que nos describe Juan:
Jesús es el unigénito de Dios, el cual fue enviado para ser testimonio de su
Padre, ofreciendo un nuevo nacimiento de agua, espíritu y luz; continuamente
desafiando, a través de su juicio, la incredulidad del pueblo judío; quien por
medio de su glorificación y señales, anunciaba ser la única salvación para el
corazón arrepentido.
Dado que el propósito del evangelio es llevarnos a un acercamiento con las
“buenas nuevas” de salvación, Juan concentra información sistemática, clara y altamente
evidente para que cualquier persona pueda tener un primer encuentro con la salvación
eterna a través del Hijo de Dios.
JTF