1. Aconteció en el año undécimo, en el mes tercero, el día primero del mes, que vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2. Hijo de hombre, di a Faraón rey de Egipto, y a su pueblo: ¿A quién te comparaste en tu grandeza?
3. He aquí era el Asirio cedro en el Líbano, hermoso en ramas, hombros o con sus ramos, y de grande altura, y su copa estaba entre densas ramas.
4. Las aguas lo hicieron crecer, encumbrólo el abismo: sus ríos iban alrededor de su pie, y a todos los árboles del campo enviaba sus corrientes.
5. Por tanto, se encumbró su altura sobre todos los árboles del campo, y multiplicaronse sus ramos, y a causa de las muchas aguas se alargaron sus ramas que había echado.
EZEQUIEL 31:
Examinemos este principio en conexión con las naciones de Israel y Asiria.
Dios levantó a la nación de Israel y le dió una prueba de Sus dos voluntades.
Abraham recibió la revelación inicial de ambas; la gloria ardiente de Dios se le apareció en la tierra de Mesopotamia para dar al patriarca una visión de la santa Jerusalém en el cielo;
La Biblia dice que Abraham salió buscando una ciudad.
Y a medida que Abraham caminaba sobre este aspecto milagroso y exaltado Dios le dió un hijo de milagro, llamado Issac.
Dios le enseñó a Abraham las estrellas de los cielos y le prometió que su simiente sería así, y en palabras más o menos así Dios le dijo:
“Ahora, vamos a considerar el otro aspecto de Mí voluntad”
Fue entonces que Dios le dijo a Abraham que su simiente iría a Egipto y sufriría grandes aflicciones durante cuatrocientos años;
Además, le prometió desde entonces que esa misma semilla saldría de allí con grande substancia es decir, con gran exaltación.