PAROXISMO DE REFLEXIONES TEMPORADA 1.- TEMA 10: A IMAGEN Y SEMEJANZA

MOMENTO 1: LA IMAGEN ORIGINAL
De acuerdo al cristianismo, el ser humano fue creado a partir de un arquetipo, un molde divino, el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios; es decir, tenía sus características metafísicas (Génesis 1:26-27). Pero al mismo tiempo fue configurado y formado con tierra; entonces, como dirían los filósofos renacentistas, el hombre se encontraría entre lo bestial y lo divino. Tenemos que señalar que el hombre ha intentado idear nuevos principios y nuevas fórmulas para comprender su identidad.
Una de estas, la más interesante y contraría a la visión cristiana (a mi parecer) es el existencialismo. Esta propuesta dice que en el ser humano la existencia precede a la esencia. Es decir, el hombre no nace con una esencia establecida, sino que esta se va configurando a partir del transcurso de su existencia. Ahora bien, el cristiano no se opone al hecho de que en el transcurso de su existencia el humano va creciendo, desarrollándose no solo externamente, sino en su esencia misma. Pero lo que el cristiano establece es la identidad que le marca la pauta. Para el cristiano, cualquier desarrollo que se aleje de la idea de “la esencia original” es solo un derroche de potencial humano.
El desarrollo que procura realizar el ser humano es, únicamente, un retorno a la marca, a la identidad original de la raza humana. Después de haber corrompido la imagen y semejanza con la que fue creado, el ser humano ya no comprendió la forma de Dios, la de su prójimo y la de sí mismo.
MOMENTO 2: SER COMO JESÚS: AMBIVALENCIAS
Cuando hablamos de ser como Jesús, queremos referirnos ante todo, a un proceso por medio del cual el ser humano va a adquirir la imagen que en algún momento perdió y que, por cierto, sigue desdeñando hasta hoy en día. Pero este proceso no se parece a una cirugía plástica o algo así por el estilo. Es más parecida al proceso por medio del cual una planta muere para retoñar en una nueva vida.
La afirmación de “ser como Jesús” va acompañada de la negación “morir a mí mismo” (Romanos 8:13). Es como un ciclo requerido, en el cual uno provoca al otro. Es necesario que el cristiano comprenda que Jesús no vino con el propósito de realizar una operación mágica en nosotros, sino que nos precedió para abrir un camino, un camino en el que Él nos ayudará, pero que está en nosotros recorrerlo (Hebreos 6:20).
MOMENTO 3: ¿CÓMO SER “COMO JESÚS”?
Cuando Jesús confronta a los fariseos, menciona una metáfora muy interesante, a la cual titularemos “el vaso limpio”. En esta metáfora Jesús menciona tres opciones de “lavado de vaso” (la segunda implícita), o el vaso está limpio por fuera y sucio por dentro (lo que hacían los fariseos), o limpio por dentro y sucio por fuera (una concesión no muy recomendable), o limpio en su totalidad (Mateo 23:25-26). Las primeras dos formas, si bien marcan una pauta interesante de dialogo, no son a las que fuimos llamados. Por lo tanto nos encontramos con la tercera: ser limpios por dentro y por fuera.
Esta limpieza, interna y externa, quedan establecidas con las expresiones “Cristo en nosotros”(Colosenses 1:27) y “nosotros en Cristo” (2 Corintios 5:17). Si bien hay un número de citas considerables sobre estas dos expresiones, todo esto se resume en la cita de Gálatas 2:20. De acuerdo a esta cita nosotros en Cristo estamos “juntamente crucificados”, y Cristo en nosotros (“Cristo vive en mi”), es el que vive, actúa, durante nuestra vida temporal. Una síntesis perfecta y un cuadro claro de nuestro crecimiento espiritual.
MOMENTO 4: ¿QUÉ HARÍA JESÚS?
Todo queda resumido al ejemplo que Jesús nos legó, pero más que eso, a la vida que está dentro de nosotros. “Cuando decimos que Cristo vive en nosotros, estamos diciendo literalmente que la vida resucitada de Cristo está en nosotros.” (C. S. Lewis, Mero Cristianismo, 1952)

Erick Gamaliel Hernández Aguirre

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