PAN DIARIO

Colosenses 1:3-14
[Permaneced] fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído… (v. 23).

Mientras un grupo de adolescentes visitaba un hogar de ancianos, una joven observó a un hombre solitario en un rincón. No le quedaba mucho en este mundo más que una cama, de la cual no podía levantarse debido a su incapacidad física.

La joven empezó a hablarle del amor de Dios y a leerle algunos pasajes bíblicos. «Mientras le hablaba —contó—, empecé a sentir su ansia de escuchar más». En respuesta a su interés, ella le explicó la maravilla de la muerte de Jesús por nosotros. «A este hombre, que no tenía esperanza ni familia —recordó la joven—, le costaba entender que Alguien a quien nunca había conocido lo amara tanto como para morir por sus pecados».

Ella le habló más de Jesús y la promesa del cielo (que incluye un cuerpo nuevo) para todo el que cree. El hombre le preguntó: «¿Bailarás conmigo allá?». La joven pudo ver cómo empezaba a imaginarse libre de su cuerpo agotado y sus limitaciones paralizantes.

Cuando dijo que quería confiar en Jesús como Salvador, ella lo ayudó a orar. Luego, le preguntó si podía tomarse una foto con él, y él respondió: «Si me ayudas a sentarme. Soy un hombre nuevo».

¡Alabado sea Dios por el evangelio transformador y esperanzador de Jesucristo, que está al alcance de todos! (Colosenses 1:5, 23).

Señor, gracias por la nueva vida que tenemos en Jesús.
Jesús ofrece una vida nueva.

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